jueves, 13 de junio de 2019

Detener el tiempo


Mi reloj, esa sencilla cajita numerada se detuvo hace años colgada sobre los azulejos de la vieja cocina. 
Por dejadez o quizá por la treintena de años que en la casa estuvo marcando puntualmente  las horas lo conservo con nostálgia, y allí estático,  con sus inertes brazos apuntando al norte aún señala puntualmente la hora dos veces al día.
Como si intuyese el momento, miro su quieta esfera casi al momento exacto en que  sus manillas señalan con acierto la hora y aunque inservible el resto del tiempo es este desvencijado reloj el que detiene mi memoria, el que congela recuerdos entre doce digitos.
Los brazos inmóviles de esta decrépita cajita tienen el poder de capturar el pasado y retroceder en el tiempo justo al contrario que el espejo, aquel que me regresa al presente en su reflejo, aquel que avanza implacable en nosotros, el que no detiene rostros , ni sonrisas, ni amargas miradas, tan solo escasos momentos en que desear apresarles es sólo un mero intento.
Es por eso mi querido reloj que aún te conservo, para revivir instantes pasados mientras se detiene el tiempo.

Santi García Cánovas.